EL EMBARAZO EN LA ADOLESCENCIA
Un embarazo no deseado en una mujer muy joven resulta una experiencia dramática, pues afecta a dos personas inexpertas que todavía no han adquirido su autonomía: aún no son realmente capaces de elegir conscientemente, ni de vivir plenamente sus experiencias afectivas, y a menudo dependen por completo de las decisiones de los adultos.
Por tanto, es fundamental que tanto los chicos como las chicas experimenten su sexualidad de forma serena y consciente, para llegar preparados, en el futuro, a la decisión de la procreación, que puede convertirse en la edad adulta en uno de los momentos más hermosos y afectivamente más ricos de la pareja.
El embarazo en adolescentes y las madres adolescentes solas son dos problemas personales y sociales de gran envergadura. Entre padres adultos, la maternidad y la paternidad son hechos de gran responsabilidad y que generan sentimientos confusos. Con el nacimiento de un hijo, la relación amorosa de la pareja se altera, y el equilibrio se transforma para abrir los brazos a una nueva vida.
También cambian los lazos familiares y de amistad, así como la situación social: se forma una familia, lo que supone asumir nuevas responsabilidades económicas, jurídicas y éticas. En unos padres adolescentes (y más aún si se trata de una adolescente sola), el deseo de tener un hijo es inexistente o, en ocasiones, confuso, y generalmente es demasiado tarde cuando descubren que no están preparados para ello, o que la relación afectiva que ha originado esta situación no es la adecuada. Siempre es un paso sin retorno, pero puede suponer además un cambio dramático en el proyecto de vida. Por ejemplo, dejar de estudiar para empezar a trabajar sin la suficiente preparación.
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