LA SEXUALIDAD HOY

La sexualidad se puede considerar un bien individual y requiere de dos condiciones para poder expresarse: la implicación de otros seres humanos y su integración en nuestro proyecto de vida. La sexualidad no es perjudicial, ni vergonzante, ni inmoral, ni sucia, ni otra larga serie de adjetivos negativos.

El modo de vivir la sexualidad y los fines que se persigue a través de ella se ajustan a los valores que cada cual ha aceptado libremente, y deben ser respetados por todos. La sexualidad se puede manifestar de muchas formas en los distintos individuos.

Durante mucho tiempo, se ha dicho que la sexualidad adulta es aquella capacidad de mantener relaciones sexuales con el otro sexo y conseguir placer a través de la penetración. En la actualidad, el concepto de sexualidad es mucho más amplio, y se considera que la búsqueda del bienestar sexual es un componente fundamental de la vida, que solo se puede realizar plenamente sí coinciden con las opciones y deseos personales. Esta visión incluye también la experiencia de auto estimulación (la masturbación), el juego sexual y la homosexualidad, todas ellas como posibles elecciones sexuales adultas.

La sexualidad (y las relaciones sexuales) no tiene exclusivamente una función de reproducción. Además, tampoco puede reducirse al acto sexual con penetración. En ella caben todos los tipos de relaciones respetuosas y positivas, desde la masturbación a la homosexualidad, e incluso la virginidad y el celibato, y desde un coito como lo hemos descrito hasta una caricia o un beso. Además, las relaciones sexuales pueden darse entre personas cualesquiera que sean sus situaciones individuales, incluyendo en estas la edad, la presencia o no de minusvalía física, el origen racial u otros factores.

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